
origen de la imagen:https://www.oregonlive.com/opinion/2023/11/opinion-fund-artists-not-auditoriums.html
Fondear artistas, no auditorios
En un reciente artículo publicado en The Oregonian, se resalta la importancia de reenfocar los esfuerzos económicos hacia el apoyo directo de artistas y creadores en lugar de destinar grandes sumas de dinero a la construcción y mantenimiento de auditorios.
La autora del artículo, Libby Wyatt, argumenta que en lugar de invertir en espacios físicos costosos, es de vital importancia canalizar los recursos hacia los propios artistas. Según Wyatt, esta medida no solo beneficia a los creadores, sino también a la comunidad en general.
Wyatt explica que muchas veces los auditorios y otros espacios dedicados a la promoción de las artes son inaccesibles para aquellos artistas emergentes o de bajos recursos. Además, estas instalaciones suelen beneficiar a una fracción limitada de la población, dejando fuera a aquellos que no pueden permitirse el lujo de asistir a eventos culturales por falta de recursos económicos.
En contraste, Wyatt propone destinar los fondos a programas de becas y subvenciones para los artistas. Esto permitiría una mayor diversidad de voces y el surgimiento de nuevos talentos que de otra manera no tendrían la oportunidad de desarrollarse y mostrar su trabajo al público.
La autora también destaca el impacto económico que tendría esta medida. Al invertir directamente en los artistas, se generaría un ciclo económico virtuoso, ya que estos podrían utilizar los fondos para financiar sus proyectos, contratar a otros colaboradores y contribuir a la economía local.
Wyatt concluye su artículo instando a las instituciones culturales y a los gobiernos locales a repensar sus enfoques y a priorizar el apoyo directo a los artistas. Esta medida no solo contribuirá al desarrollo de la escena artística local, sino también a la democratización de la cultura y a la inclusión de voces diversas en el ámbito cultural.
En resumen, el llamado de Wyatt a fondear artistas en lugar de auditorios refleja la necesidad de una redistribución de recursos que permita un mayor acceso y apoyo para aquellos creadores que a menudo se quedan en segundo plano. Apoyar directamente a los artistas no solo impulsa la economía local, sino que también enriquece la diversidad cultural de la comunidad.