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CAIRO (AP) — El grupo militante Hamas desestimó el jueves la última amenaza del presidente Donald Trump y reiteró que solo liberará a los restantes rehenes israelíes a cambio de un alto al fuego duradero en la Franja de Gaza.
Hamas acusó a Trump y al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu de intentar incumplir el acuerdo de alto al fuego que alcanzaron en enero.
El acuerdo estipula negociaciones para una segunda fase en la que se liberarían a los rehenes a cambio de más prisioneros palestinos, un alto al fuego permanente y una retirada israelí de Gaza.
El portavoz de Hamas, Abdel-Latif al-Qanoua, dijo que el “mejor camino para liberar a los restantes rehenes israelíes” es a través de negociaciones sobre esa fase, que se suponía comenzarían a inicios de febrero.
Hasta ahora solo se han llevado a cabo conversaciones preparatorias limitadas.
El miércoles, Trump emitió lo que llamó una “última advertencia” a Hamas después de reunirse con ocho ex rehenes.
La Casa Blanca, por su parte, confirmó que había mantenido conversaciones directas sin precedentes con el grupo militante, que Israel y los países occidentales consideran una organización terrorista.
“Liberen a todos los rehenes ahora, no más tarde, y devuelvan inmediatamente todos los cuerpos de las personas que asesinaron, o será EL FINAL para ustedes,” escribió Trump en su plataforma Truth Social.
“Solo las personas enfermas y retorcidas mantienen cuerpos, y ustedes son enfermos y retorcidos.”
Tanto Israel como Hamas tienen una práctica de larga data de retener los restos de sus adversarios para intercambiarlos en acuerdos de prisioneros-rehenes.
Se cree que Hamas aún tiene 24 rehenes vivos tomados en el ataque del 7 de octubre de 2023, que desencadenó la guerra, incluyendo al israelí-estadounidense Edan Alexander.
También está reteniendo los cuerpos de 34 personas que fueron asesinadas en el ataque inicial o en cautiverio, así como los restos de un soldado asesinado en la guerra de 2014.
Hamas liberó a 25 rehenes israelíes y los cuerpos de ocho más a cambio de casi 2,000 prisioneros palestinos en la primera fase del alto al fuego de 42 días, que terminó el sábado.
Israel apoya lo que dice es un nuevo plan de Estados Unidos para la segunda fase, en la que Hamas liberaría a la mitad de los rehenes restantes de inmediato y el resto cuando se negocie un alto al fuego permanente.
Hamas ha rechazado la propuesta y afirma que se apega al acuerdo firmado en enero.
Israel ha cortado la entrega de alimentos, combustible, medicamentos y otros suministros a los aproximadamente 2 millones de palestinos en Gaza en un intento por presionar a Hamas para aceptar el nuevo arreglo.
Ha amenazado con “consecuencias adicionales” si Hamas no reanuda la liberación de rehenes.
No está claro si las conversaciones entre Estados Unidos y Hamas han progresado.
La administración Trump ha prometido un apoyo total a los principales objetivos de guerra de Israel, que son devolver a todos los rehenes y erradicar a Hamas, lo cual puede ser incompatible.
Mkhaimar Abusada, profesor de ciencias políticas en la Universidad Al-Azhar de Gaza, que actualmente se encuentra en Egipto, dijo que las conversaciones directas entre Estados Unidos y Hamas podrían dificultar que Israel reanude la guerra.
“La actual administración estadounidense está tratando de evitar un retorno a la guerra en Gaza por todos los medios posibles,” dijo.
Los militantes de Hamas mataron a unas 1,200 personas, la mayoría civiles, en el ataque del 7 de octubre y tomaron un total de 251 personas como rehenes.
La mayoría ha sido liberada en acuerdos de alto al fuego u otros arreglos.
Las fuerzas israelíes han rescatado a ocho rehenes vivos y recuperado los cuerpos de decenas más.
La ofensiva israelí ha matado a más de 48,000 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no indica cuántos de los muertos eran militantes.
Israel dice haber matado a más de 17,000 combatientes, sin proporcionar evidencia.
La ofensiva ha destruido vastas áreas en Gaza y desplazado a la mayor parte de su población.
Cientos de miles de personas están viviendo en tiendas, escuelas convertidas en refugios o edificios dañados por la guerra, y la población depende de la ayuda internacional.