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En la historia del condado de Clark: cómo un monumento en Vancouver ayudó a descongelar la Guerra Fría
VANCOUVER – En una pequeña ciudad en el estado de Washington, un monumento se convirtió en un símbolo de esperanza y unión durante uno de los momentos más tensos de la Guerra Fría.
El Monumento a la Paz de Vancouver, ubicado en Esther Short Park, fue erigido en 1971 como un homenaje a los esfuerzos de desarme nuclear y la promoción de la paz mundial. Sin embargo, su papel más destacado llegó en 1982 durante la visita del líder soviético Yuri Andropov a los Estados Unidos.
Andropov, quien había sido jefe de la KGB antes de convertirse en Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética, estaba en una misión de construcción de puentes entre los dos países en medio de las tensiones de la Guerra Fría. Fue durante su visita a Vancouver que se enteró del Monumento a la Paz y expresó su admiración por la iniciativa.
El monumento se convirtió entonces en un punto focal de las conversaciones entre Andropov y el presidente estadounidense de la época, Ronald Reagan. Ambos líderes coincidieron en la importancia de buscar vías pacíficas para resolver conflictos internacionales y se comprometieron a trabajar juntos en la reducción de armas nucleares.
El Monumento a la Paz de Vancouver se convirtió en un símbolo de esperanza y un recordatorio de que, incluso en medio de la guerra y la desconfianza, la diplomacia y el diálogo son herramientas poderosas para la paz mundial.
Hoy en día, el monumento sigue en pie en Esther Short Park, recordando a todos los visitantes la importancia de mantener viva la llama de la paz y la cooperación internacional.